Geisha con tocadiscos, ca. 1920

Esta es una de mis fotos favoritas del mundo mundial: una geisha posando con un tocadiscos portátil, circa 1920. Japón se apuntó a la música de corte occidental desde finales del siglo XIX, gracias al influjo de las orquestas militares estadounidenses. El gramófono llegó sin falta alrededor de 1880. El jazz dio lugar al llamado kayōkyoku, el precedente del pop actual. Según algunas fuentes, la primera canción «pop» nipona fue «Kachūsha no Uta», una interpretación musical de Tolstoy, compuesta por Shinpei Nakayama en 1914. Esta foto fue premeditada, y seguramente tuvo lugar en un estudio. Me recuerda a esas instantáneas de orgullosos jefes indios en los Estados Unidos, los últimos heraldos de la historia pre-moderna. En este caso, el propósito era mostrar el encuentro entre tradición y modernidad, algo que en Japón es en sí mismo una tradición desde hace por lo menos cien años. La fuente de la foto es esta prolífica y maravillosa cuenta de Flickr.

El tocadiscos es de la marca Nipponophone, fundada en 1910 y la primera en producir este tipo de artilugios en Japón. Después de la Segunda Guerra Mundial pasaría a llamarse Nippon Columbia y es conocida como Columbia Music Entertainment desde el año 2002. Curiosamente Nipponophone estaba orientada a los expatriados; de ahí que se vendiera en inglés al exclusivo precio de 30 yenes. Digo «curiosamente», porque por aquel entonces ya había una clase media japonesa, urbana y cosmopolita, dispuesta a consumir y a creerse la publicidad. Quizás aún la burguesía nipona no era tan pudiente o caprichosa como la estadounidense. Este era el modelo Eufon, no iPhone, una joya compacta, hecha de roble dorado, donde cabía el brazo desmontable y la manivela para su transporte. Lo más notable es la falta de altavoz, tan característico en los gramófonos antiguos. En su lugar, el cuerpo del aparato hacía las veces de caja de resonancia. Por la calidad de la madera, «capaz de resistir cualquier clima», y por su relativa ligereza, el Eufon también estaba dirigido a satisfacer los extravagantes hábitos auditivos de «los viajeros al Lejano Oriente».

He recibido un par de telegramas preguntando acerca del estado del blog. Me alegra informaros de que no estoy muerto. De hecho, todo el equipo de Akane Indie sigue con vida. Nadie está gravemente enfermo ni sufre de vapores, histeria o licantropía. El motivo de mi tardanza personal es el trabajo y las muchas distracciones que produce vivir en un país extranjero, es decir, uno que no es Japón. Sigo por Asia, haciendo labores de profesor universitario en el este de Tailandia. Debería escribir sobre Tailandia, aunque no es lo mismo, es otra historia sobre la que no sé si tengo ganas de escribir por el momento.

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