La noticia ha corrido como un reguero de pólvora: ya podemos comprar música de los Beatles a través de iTunes. Parece que por fin el gigantesco reproductor de medios le abre sus puertas a los grupos más underground. Es también una feliz casualidad que la decisión se tome en la víspera de Navidad. Por «víspera» entiéndase lo que se quiera: yo vi el árbol montado con mucho esmero, con sus turrones y sus polvorones y sus regalos huecos esparcidos alrededor, en un Supersol de Málaga hace por lo menos dos meses.
Otra coincidencia es la reciente adaptación cinematográfica de Norwegian Wood (Tokyo Blues en España), obra cumbre del celebérrimo novelista Haruki Murakami. La película, que se estrena en nuestro país el 11 de diciembre, pasó por los festivales europeos sin levantar demasiadas pasiones, o no tantas como la novela, que narra las aventuras amorosas de un universitario en el Tokio de 1969, y que catapultó a Murakami a la categoría de semi-dios en su país hace ya veinticinco años. No sería exagerado decir que Murakami es a Japón lo que Gabriel García Márquez es a Colombia. Uno y otro, también, se consideran a sí mismos parcialmente responsables del bienestar psicológico de sus compatriotas. Durante muchos años, para evitar el torbellino de la fama y las entrevistas, el escritor japonés vivió en exilio voluntario en el extranjero. Solo se decidió a volver en 1995, tras el atentado con gas sarín en el metro de Tokio, que dejó 13 muertos y una honda impresión, y sobre el que sin falta el hijo pródigo Murakami escribió un libro.
Los más alternativos y perspicaces lectores habrán caído en la cuenta de que Norwegian Wood es el título de una de las canciones de los Beatles (y la número 27 en la lista de las más descargadas en iTunes desde que comenzó la fiebre hace un par de días). La novela empieza con ella, sonando de fondo en un aeropuerto alemán y transportando a su protagonista de treinta y tantos años, Watanabe, a su última adolescencia. En el que para mí es el mejor momento del libro, una de las amigas de Watanabe toca en la guitarra acústica todas las canciones de los Beatles que puede recordar y, bien entrada la noche, en una bruma de vino y whisky, sabiendo que nunca volverán a verse -ella está enferma y le lleva casi veinte años- acaban juntos en la cama.
Aunque tanto la novela como su autor me entusiasman, Watanabe me cae fatal; desde que le conocí hace ya diez años me ha parecido un triste y un tonto del culo. El resto de los personajes de Norwegian Wood, no importa lo enloquecidos que estén o lo siniestros que sean, me caen bien. ¿Soy el único que piensa así?
Lo que me lleva al tema de hoy. La noticia de iTunes y el inminente estreno de la película han hecho que la prensa internacional se apresure a vaticinar una segunda Beatlemanía. ¿En serio? ¿Se han olvidado de la primera? Japón es de sobra conocido por el entusiasmo con el que se apunta a todo lo que lleva colgando la etiqueta de cultura pop. The Beatles, los Dioses del Pop, tuvieron más influencia en Japón que en ningún otro país del mundo. Esto es mucho decir, pero seguramente sea cierto. No hay más que investigar su impresionante escena musical para dar fe de ello.
San Pablo, San Juan, San Jorge y San Ringo (¿?) tocaron cinco bolos en Japón, entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1966, todos ellos en el palacio de artes marciales Budokan. Hoy, Budokan es sinónimo de grandes conciertos. En aquella época, a pesar de ser un edificio nuevo, construido para las Olimpiadas de 1964, Budokan era un símbolo de tradición.
Los Beatles irrumpieron en esa tradición. Hubo manifestaciones en su contra, la mayoría de ellas universitarias. Hubo amenazas de muerte y una tensa espera, que pudo haber terminado en cancelación. Unos días antes del aterrizaje de los cuatro de Liverpool, un ciclón pasó por Tokio. La prensa nacional, siempre alerta, no tardó en hablar del «ciclón Beatles«, esa nueva tormenta que tomaba forma en el horizonte. El gobierno desplegó a 35.000 policías en torno al Budokan, diez mil efectivos más que el número total de asistentes a los cinco conciertos. Cuando los Beatles se fueron, el país quedó culturalmente marcado para siempre.
Decir que esta, la de iTunes y Tokyo Blues, es una segunda Beatlemanía me parece demasiado. Si lo es, lo será durante las fiestas navideñas, y eso no cuenta porque estaremos todos pedo.
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Este fue el setlist de aquellos míticos conciertos:
1. Rock And Roll Music
2. She’s A Woman
3. If I Needed Someone
4. Day Tripper
5. Baby’s in Black
6. I Feel Fine
7. Yesterday
8. I Wanna Be Your Man
9. Nowhere Man
10. Paperback Writer
11. I’m Down
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- ULTIMA HORA: ¿Por qué no comprar una de las camisetas de Uniqlo (Zara según Japón) inspiradas en Norwegian Wood, la novela, ya a la venta en Japón y online?
- ULTIMA HORA: «LOS BEATLES NO PUEDEN CON ANDY Y LUCAS»
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a-co-jo-na-dos nos hemos qdado sabiendo que hay película. y con murakami q es un autor al q aún no le hemos metido mano, por alguna extraña razón, pero q todo el mundo recomienda a muerte. muy bien hilado con la explotación beatle.